Marinaleda, gobernada por el Colectivo Unidad de los
Trabajadores- Bloque Andaluz de Izquierdas desde 1979, ha apostado por
un modelo económico alternativo que le ha permitido capear el temporal
de la crisis
Juan Manuel Sánchez Gordillo, quien ha acaparado las portadas de los últimos días tras haber liderado una
"expropiación forzosa" de alimentos en varios supermercados
junto a sus compañeros del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT)
para entregárselos a los más necesitados, es sin duda un dirigente
singular dentro de la clase política española. Heterodoxo entre los
heterodoxos, sus últimas acciones han recibido críticas incluso desde
sus propias filas en Izquierda Unida, donde su organización, el
Colectivo Unidad de los Trabajadores- Bloque Andaluz de Izquierdas, está
integrado desde 1986.
Junto a su eterno compañero de lucha jornalera,
Diego Cañamero,
Sánchez Gordillo ha sido un histórico dirigente del Sindicato de
Obreros del Campo (SOC), columna vertebral del actual SAT. Además, desde
1979 es alcalde de
Marinaleda,
una pequeña localidad sevillana donde durante los últimos 40 años la
izquierda ha tenido una hegemonía absoluta. El apoyo y compromiso de los
vecinos del pueblo ha permitido poner en marcha un verdadero
experimento político y económico, una suerte de isla socialista en mitad
del campo andaluz.
Enemiga eterna de los terratenientes y la
derecha, la Marinaleda roja ha caminado por la historia de España desde
la Transición, pasando por la entrada en Europa y el fin del referente
del comunismo con la caída de la Unión Soviética, hasta el siglo XXI.
Finalmente, llegó la crisis económica y esta población andaluza ha
tenido la oportunidad de probar si su particular utopía en 25 kilómetros
cuadrados es realmente una alternativa frente a los mercados.
Su tasa de paro actual es del 0%.
Trabajo
Una buena parte de los habitantes están empleados en
la Cooperativa Humar - Marinaleda S.C.A, creada por los propios
jornaleros tras años de lucha. Durante mucho, los campesinos estuvieron
ocupando las tierras de Humoso, donde hoy está la cooperativa, y cada
vez que lo hacían eran desalojados por la Guardia Civil. Finalmente, en
1992 consiguieron su objetivo:
"la tierra para el que la trabaja"
y la finca pasó a su propiedad. En su web aclaran que su "objetivo no
es el beneficio privado, sino la creación de empleo mediante la venta de
productos hortícolas saludables y de calidad".
En sus campos se producen habas, alcachofas, pimientos del piquillo,
pimientos morrones y aceite de oliva virgen extra, controlados por los
mismos trabajadores en todas las fases de producción. Las tierras,
situadas en la Vega del Genil, son
propiedad de "toda la comunidad" y
además cuentan con una fábrica de conservas, una almazara,
invernaderos, instalaciones de ganadería y una tienda. El salario de
todos los trabajadores, sin importar cuál sea su puesto, es de 47 euros
por jornada, seis días por semana, a razón de 1.128 euros al mes por 35
horas semanales.
En las temporadas altas, en la cooperativa llegan
a trabajar alrededor de 400 personas y como mínimo hay unas cien. Pero
cada puesto de trabajo no es propiedad de un vecino en concreto, sino
que se van rotando para que todos puedan cobrar algo, siguiendo la
máxima de "trabajar menos para trabajar todos". Además, también hay
gente que trabaja en pequeñas parcelas de su propiedad. El resto de la
economía la ocupan sectores básicos del medio rural, como tiendas,
servicios básicos y deportes. Prácticamente todos en el pueblo cobran lo
mismo que un jornalero, alrededor de 1.200 euros al mes.
En
una entrevista concedida a Público el mes pasado,
el propio Gordillo explicaba cómo está afectando la crisis a
Marinaleda. "Se nota un poco en los precios de los productos agrícolas y
en la financiación. Tenemos problemas de liquidez pero estamos
vendiendo bien los productos". De esta forma, "en términos generales, en
la agricultura y en la alimentación
se ha notado menos en la crisis.
Lo que ocurre es que la gente que se había ido del campo para trabajar
en la construcción está volviendo en demanda del empleo. Así que no sólo
hay que mantener el empleo que existe sino que hay que incrementarlo.
La agricultura ecológica da más empleo que la tradicional, eso es
cierto. Claro que para salvarla de la situación de la crisis y del
encarecimiento de los productos agrarios, estamos intentado un comercio
horizontal, con un diálogo de cooperativa a cooperativa y estableciendo
relaciones con otros países donde haya experiencias de este tipo".
Vivienda
Frente al ‘boom inmobiliario' y la especulación que se apoderó del
ladrillo español durante las últimas décadas, Marinaleda decidió tirar
precisamente por la dirección contraria. Allí es posible tener una casa
en buenas condiciones, de 90 metros cuadrados y con terraza,
por 15 euros al mes.
La única condición es que, siguiendo la filosofía asamblearia y
horizontal por la que guía todas sus actividades, cada persona debe
ayudar a la construcción de su vivienda. Con un suelo que ha conseguido
alternando compra y expropiación, el Ayuntamiento ofrece un terreno y
proporciona los materiales necesarios para la construcción de la
vivienda, que realizan los propios inquilinos o bien éstos pagan a
alguien que les reemplace. De esta forma, paga a albañiles profesionales
para que asesoren a los vecinos y lleven a cabo las labores más
complicadas. Además, como medida para fomentar la colaboración, los
futuros vecinos no saben cuál de las viviendas que se edifican va a ser
la suya en el futuro.
"Cuando trabajas construyendo la casa te
pagan 800 euros al mes y la mitad del sueldo se reserva para ir pagando
la casa", relata Juan José Sancho, un vecino de Marinaleda que, pese a
sus 21 años, forma parte del ‘grupo de acción' del Ayuntamiento que se
encarga, a través de la asamblea, de gestionar los asuntos públicos de
la localidad. Según él, "esta medida se ha tomado
para que no se pueda especular con la vivienda".
Educación
Donde antes una gran parte de los jornaleros apenas sabían escribir,
hoy hay una guardería, una escuela y un instituto que tiene hasta cuarto
de la ESO. Tanto la guardería como el colegio cuentan con un servicio
de comedor que cuesta sólo 15 euros al mes. Sin embargo, según relata
Sancho, "la tasa de fracaso escolar es un poco alta, porque la gente ve
que tiene casa y trabajo asegurados y muchos no ven la necesidad de
esforzarse en los estudios. Es uno de los puntos que tenemos que
mejorar".
El compromiso y la conciencia política entre los
habitantes de Marinaleda es superior a la cualquier otro pueblo de la
zona, y "es algo que también está muy presente entre los jóvenes", según
Sancho. "Aquí
todos los jóvenes tienen ideas políticas.
Sin embargo, nuestro compromiso queda muy lejos que el que tuvieron
nuestros padres en su época, que lo dieron todo por tener esto". A día
de hoy "tenemos todas las necesidades cubiertas y la gente se acomoda un
poco".
Participación política
Los pilares fundamentales sobre los
que se sustenta el modelo económico de Marinaleda son la igualdad y la
participación del pueblo. Y estos principios se expanden a todos los
ámbitos de la vida, también la política. Allí no existe la Policía y
las decisiones políticas se toman en una asamblea en la que todos los vecinos están llamados a participar.
Por otra parte, "está el ‘grupo de acción', que trata los temas
urgentes más del día adía. No es un grupo de elegidos, son las personas
que quieren unirse voluntariamente para repartirse tareas que son
necesarias hacer por el pueblo", explica Sancho. "Es un espacio muy
heterogéneo, en el que estoy desde yo, que tengo 21 años, hasta el
Sánchez Gordillo. Somos más o menos el mismo número de hombres y
mujeres". Sin embargo, una cosa tienen en común todos los que participan
en él. Todos pertenecen "al movimiento" y, en su sitio como Marinaleda,
"
el partido (IU), el sindicato (SAT) y el Ayuntamiento son parte de un mismo todo. La asamblea decide y el partido y el sindicato hacen suya esa decisión y la aplican en el Ayuntamiento".
En
cuanto a los impuestos, "son muy bajos, los más bajos de toda la
comarca", según Sancho. Los presupuestos se eligen en plenos públicos y
la gente en asamblea va aprobando cada partida
que se realiza. Luego, se va haciendo barrio por barrio, pues cada uno
cuenta con su propia asamblea de vecinos, y es ésta la que se decide en
qué se invierte cada euro proveniente de la partido que ha destinado el
ayuntamiento.
Medio ambiente
Siguiendo la doctrina de la
coordinadora internacional Vía Campesina, en la cual está integrada el
SAT, allí se trabaja la tierra "respetando el medio ambiente,
practicando una
agricultura 100% ecológica", como anuncia la cooperativa en su web.
"En la cooperativa siempre se ha tratado de
fomentar la agricultura manual,
para crear más puestos de trabajo y ser más respetuosos con el
ecosistema", explica Sancho. Además, relata, "se han eliminado los
vertederos y todos los desperdicios se llevan a plantas de reciclaje".
El Ayuntamiente pretende ahora instalar su propio Punto Verde en el
pueblo.
LUIS GIMÉNEZ SAN MIGUEL
Madrid
11/08/2012 08:30
Actualizado: 11/08/2012 17:28
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